26/06/2012

Las tardes de otoño, en las calles de mi ciudad. Se me hacen exquisitas, están llenas de personas que ocultan sus rostros en grandes bufandas de lana y esconden sus manos en los anchos sacos que los cubren de ese frío delicioso que te congela el rostro. Pero lo mejor de todo, no son los tonos grises que me transportan a una película romántica de la época en que la televisión era en blanco y negro. ¿Lo recuerdan? (echo de menos ser niña y trepar a esos árboles pelados o llenos de hojas amarillas). Como decía, lo mejor de todo es la gente que vive aquí, les preguntas una dirección y no solo te la dan, sino que son capaces de acompañarte en persona para que no te pierdas, y de cualquier tema que hables, tienen algo más que agregar, algún conocido que le paso algo, una tía que ha viajado, un primo que llegó lejos en el fútbol. Tengo varios números en la agenda de mi teléfono que figuran como, "el que cose mochilas", "la señora de la tienda", o "el que hace pan"...en fin... si pudiera elegir donde nacer otra vez, sin dudas nacería aquí... junto al mar, impregnada del olor a eucalipto, con el cielo lleno de humo por el fuego de las chimeneas. Con mi gente curiosa y habladora, con los niños haciendo deportes y los adultos con su termo en una mano y el mate en la otra.¡ Ah!... mi gente es muy buena y gentil, pero por nada te convidarían un mate... eso, eso sí es sagrado...

2 comentarios:

  1. Naa, quiero mate...amarguito... Rico che.
    Por la zona donde vivo hay escarcha, frío (más en junio) y eso influye en en el andar social. También veo bufandas. Hoy vi una casualmente.

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  2. jaja...ay César... estas loco... el mejor mate el uruguayo.... lo sabes verdad?... te tejo una bufanda...ah que no sabias que sé tejer?jaja... besos

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