Enséñame




Enséñame de tu mano a caminar en la oscuridad
a disfrutar de los atardeceres sin necesidad de contemplarlos,
a ver el mundo como lo ven los niños.
Enséñame a recordar lo que me causó una vez dolor sin que esto duela.
Enséñame el poema más bello jamás escrito, la melodía más hermosa que un laúd acarició.
¡Enséñame, muéstrame!
Defineme el mundo con el intelecto de los sabios y la ternura de quien ama por vez primera.
Háblame de viejas primaveras, de otoños inmemorables y de inviernos junto al fuego acariciando con la memoria el cuerpo de un primer amor.
Enséñame a entender de lo que habla el viento cuando me susurra por las noches.
O interpretarme la escritura que dejan en la arena las olas del mar.

Eres de Odiseo su Quimera.
Y aun así.
Enséñame el mundo como lo has aprendido.
Háblame del canto de las sirenas y de tus sueños de pirata frustrados por la realidad.
Enséñame ese viejo mapa que te lleva hasta el tesoro que guarda un corazón.
Enséñame el mundo que habita del otro lado del espejo
y vivamos en él un último encuentro, antes de que nos alcance para siempre… esta realidad.